Caspa… con sus características escamas amarillentas o blancas, probablemente ha avergonzado a quienes la padecen durante siglos. Para muchos, ha sido motivo de estigmas y prejuicios, señalamientos infundados por supuesta falta de higiene y motivo de acomplejamiento físico, sin discriminar por raza, edad o credo. Sin embargo, te preguntarás cómo eliminar la caspa seborreica.

¿Qué es la caspa seborreica?

Es una seborrea o dermatitis seborreica, cuya zona de afectación es el cuero cabelludo. Las glándulas sebáceas ubicadas en la piel debajo del cabello producen y secretan de manera descontrolada grasa (mejor conocida como sebo), causando descamación seca o grasa en la raíz del cabello, acompañada en varios casos de picor o prurito en la zona afectada, inflamación y enrojecimiento de donde aparece dicha seborrea, costras y alopecia en algunos casos donde no es tratada (caída del cabello). Es frecuente su aparición.

Contrario a lo que piensan muchos, la caspa seborreica no es contagiosa ni tiene que ver con la falta de higiene. Su origen es desconocido: algunos especialistas discuten acerca de causas internas y externas: factores genéticos, ambientales (bajas temperaturas y aire seco), presencia de ciertos tipos de hongos (Malassezia furfur) que pueden crecer y prosperar en las grasas (junto con otros microorganismos).

Por suerte, este trastorno de la piel por lo general es inofensivo y, en la mayor parte de los casos se puede controlar.

 Definitivamente… ¿cómo podemos eliminar la caspa seborreica?

En adultos, el cuero cabelludo puede ser tratado con:

Champús y lociones sin corticoides: son el tratamiento más usado, pueden contener ácido salicílico, sulfuro de selenio, zinc, antifúngicos (antimicóticos), brea o sulfuro. Se recomienda usar a diario hasta controlar la caspa, para pasar a dos veces por semana.

Corticoides tópicos: se reservan para casos más o menos severos (se recomienda usar 2 a 3 veces por semana, dado los efectos adversos).

Champús para cabello graso (seborrea): presentan en su formulación caolín, cobre o zinc y proteínas.

Antifúngicos tópicos: ketaconazol al 1%, clibendazol, sertaconazol, frutimazol (todos estos derivados del imidazol). También se emplea ciclopiroxolamina al 1 – 1,5%.

En fin, tomando las medidas a tiempo (acudir a un especialista, no tomar remedios caseros, ni hacer caso a los prejuicios), se puede mantener a raya este mal milenario de la piel…